jueves, 29 de octubre de 2015

Hocico de Cerdo



Cuidado al doblar la esquina

en cualquier calle del Centro,

podrías perder tu vida

si allí está Hocico de Cerdo.



Nacido en una granja

fruto de un incesto,

la endogamia originó

su abominable aspecto.



Por temor a ser repudiados,

ocultaron al joven efebo,

el cual parecía un infante

enviado desde el infierno.



Repleto de manchas

de un tono cárdeno,

parecía un superviviente

de algún maldito incendio.



Pero más espantoso aún

que su repugnante pellejo,

eran sus dientes afilados

y su nariz de puerco.



Su olfato era capaz

de oler todos tus miedos,

acabó desarrollando

un apetito muy concreto.



Despreciaba todo aquello

que no estaba recién muerto,

era el alma escapándose

lo que le servía de alimento.



Acabó con su familia

una noche de invierno,

engulléndoles a todos

mientras dormían en sus lechos.



Le gustó la carne humana,

devoró hasta los huesos,

sintiéndose en éxtasis

al tragarse todos sus restos.



Ahora vaga por el mundo,

vestido de pordiosero,

viajando por ciudades

que le sirven de sustento.



Cualquier callejón oscuro

le sirve de comedero,

una urbe como la tuya,

repleta de desechos.



Cuidado al doblar la esquina

en cualquier calle del Centro,

podrías perder tu vida

si allí está Hocico de Cerdo.






Este Microrrelato Poético de 200 palabras participó en el Concurso "MicroTerror IV" de "El Círculo de Escritores".


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