lunes, 18 de mayo de 2015

Meredith y Nadie Mas





Un funeral siempre es triste… pero el ambiente en éste era desolador.


Todos los presentes, situados concéntricamente frente al diminuto ataúd, reflejaban una pena absoluta en sus rostros. 


El sermón del cura no conseguía consolar a nadie y era constantemente interrumpido por los quejidos de un padre con el alma en carne viva.


Todos menos Meredith. Ella sólo podía pensar en que ahora tenía el doble de vestidos y muñecas.


Nadie volvería a confundirse y gozaría de una total atención. 


Fue un gran acierto empujar por las escaleras a su estúpida gemela. Ahora sólo existía ella.


Meredith y nadie mas.


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