Nadie hablaba de otra cosa aquella mañana del siete de Mayo. Todos tenían preguntas por lo acontecido el día anterior, y las encontraron en las portadas de cada periódico, fuera su tirada local, nacional o internacional.
En televisión, los tertulianos de cada canal comenzaban a desmenuzar cada palabra, cada frase y cada párrafo del contenido de aquel texto que ningún editor quiso evitar publicar. Ningún otro tema podía hacerle sombra, había una imperiosa necesidad por leer lo que Hans Jaeger tenía que decir.
Su mensaje era el siguiente:
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"Los seres humanos han construido un planeta, continentes, países, ciudades, hogares y personalidades. Forman parte de un Todo, una estructura global compuesta de diminutos universos donde cada persona se comporta dentro como un átomo, inconforme con su estado, ansioso por recibir los electrones que necesita para lograr su estabilidad.
Al mismo tiempo, cada alma vive encerrada en un recipiente lo suficientemente amplio como para permitir su movimiento y lo suficientemente ínfimo como para sólo contenerla a ella. Esto provoca que no haya lugar en el cosmos para un Homo Sapiens capaz de darle la paz que desea, no hay más refugio que lo que esconde su piel. Todos están solos y nada de lo que puedan hacer cambiará ese hecho.
Un océano les separa, universos alternativos con sus propias reglas, leyes intangibles que salvo en el suyo propio resultan incomprensibles. Un idioma lo suficientemente encriptado para que sólo ellos puedan descifrarlo, ya que la mayoría viven perdidos en ellos mismos. Y, mientras tanto, siguen teniendo Fe en sus deidades, tratando de depositar su destino en algo externo a ellos. Aman a un Dios que si existe, les odia a todos.
Y se todo esto porque soy uno de ellos. Veo desconfianza en cada mirada, en cada conversación, contemplo como las semillas que plantamos nunca germinan hasta alcanzar su madurez. Todos nos comportamos como si fuéramos ese animal apaleado que te observa pero nunca te deja acariciarle. Y ser un lobo solitario nos duele, porque sólo nosotros oímos nuestros aullidos, intentamos alcanzar una luz que ni siquiera logramos ver, agonizamos por encontrar pegamento para juntar nuestros fragmentos... o un mazo que rompa el frasco que nos aísla del resto.
Yo, por ejemplo, acabé anocheciendo con la salida del sol y amaneciendo entre la oscuridad. Buscaba el tacto del silencio en todos los rincones, la paz envuelta en sombras. Sólo yo y la resonancia de mi propia voz dentro de mi cráneo.
Respiraba fuego porque al menos las quemaduras me recordaban que estaba vivo. El aire siempre ha estado sobrevalorado. Nunca escupía la sangre que brotaba de mi boca, el sabor férreo me insensibilizaba.
Descubrí que si me volvía permeable al dolor, si le engullía y le digería, acababa formando parte de mi, y me convirtió en algo más ágil, más experimentado, más indeleble. El dolor acabó siendo mi maestro, y la búsqueda de placer mi perdición. Caos y Orden, Orden y Caos.
Fue entonces cuando Todo se Volvió Negro para mi. Y cambié de especie, dejé atrás mi humanidad.
Y es que la sociedad se haya divergiendo cada vez mas de la propia Naturaleza, disolviendo sus orígenes animales, mintiéndose a sí misma con que no le debe nada a nadie, que todo lo que le rodea es suyo. Acabar teniendo un cerebro tan evolucionado es una paradoja en un alma tan poco humilde y tan mezquina como la humana.
Abogando al Derecho de Amparo se creó el dogma moral de “no matarás”. Esa es la cara del protocolo, el espectro visible de la información luminosa, la postura oficial. La no visible, la que se encubre donde nadie suela meter las narices, puede contradecir a la anterior cuando te esfuerzas en revelarla.
No entiendo que la sociedad vea como aceptable la constante perversión de la verdad… ¿por qué siguen confiando en sus gobernantes políticos y religiosos cuando saben que les han engañado una y otra vez? ¿Aman mentirse a sí mismos?
El Homo Sapiens carece de memoria histórica, cree que el planeta empezó a girar a partir del día que le desumbilicaron a él. Se considera superior frente a la totalidad de los animales debido a su progreso como especie comparado con el del resto, porque tiene a su disposición un apoyo tecnológico casi ilimitado frente a cualquiera de ellos.
No deja de ser un jodido primate con juguetes caros del futuro. Al fin y al cabo, en un combate cuerpo a cuerpo ante un digno representante animal, sin mas ayuda que el daño que pueda infligir con su propio cuerpo, posee una probabilidad de supervivencia similar a la acción terapéutica de una tirita frente a un cáncer.
Nunca hubiera sido capaz de matar con mi anterior condición humana, pero ahora sí, siendo un demonio. No es complicado, simplemente hay que desatar el monstruo que llevas dentro. Mostrar tu parte animal, vomitar tu ira contra todo aquello que se interponga entre tu destino y tu. Reparar en que eres la cúspide de la pirámide alimentaria, un coloso que puede aplastar a los parásitos de la Naturaleza, una detonación de furia homicida capaz de atomizar a cualquier rival. Nada me puede parar, nadie me puede herir.
Mataré humanos para conservar la Naturaleza y el ciclo vital, ya que todos merecemos morir. Y mi existencia puede implicar la no existencia de otro. La diferencia entre depredador y presa es que el primero se puede permitir un error, debo ser verdugo antes que víctima. Y en nuestro mundo nadie es inocente. Así que si me topo contigo, es evidente cual será mi rol.
... Será entonces cuando Todo Se Vuelva Negro para vosotros. Y también dejaréis atrás vuestra humanidad..."
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Hasta aquí escribió Hans. Su texto había sido enviado por email a varias agencias de noticias la tarde del seis de Mayo, cinco minutos antes de que comenzara a disparar aleatoriamente su fusil de asalto en los aledaños del Estadio Signal Iduna Park de Dortmund antes de un partido de la Bundesliga.
Mató a veintiséis personas e hirió a otras cuarenta hasta ser abatido por la policía. Sus argumentaciones fueron expuestas públicamente, nadie se planteó retener dicho texto y evitar su publicación, silenciar su mensaje tras el asesinato en masa. Aunque se trataba a Hans de "loco solitario" mediáticamente, durante varios días pareció una auténtica superestrella, llenando varios días de contenidos y tertulias.
No faltaron imágenes de la matanza, ni entrevistas a familiares quebrados por el dolor en los funerales. Se mostraban diagramas perfectamente detallados de como se había desarrollado, se reproducía cada suceso minuto por minuto, día tras día.
Se crearon chistes macabros que se contaban con voz baja y entre risas perversas. En círculos muy reducidos siempre había alguien que decía "Pues que queréis que os diga, sobra mucha gente en el mundo, ¿quien no ha soñado con acabar con la gentuza?"... y más de uno asentía.
Lo que nadie hacía era olvidar y pasar página.
Todo Se Volvió Morbo. Todo Se Volvió Negro.
Tal y como dijo Hans.
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