sábado, 13 de febrero de 2016

Sucedáneos Vitales (Introducción y Capítulo 1)


------------- INTRODUCCIÓN -------------


Odio los Sucedáneos Vitales, los sustitutos. Todo aquello que parece ser… pero no es.


Y los odio aunque, en alguna ocasión, me vea inevitablemente abocado a consumir alguno de ellos frente a la opción genuina, única o más valiosa. Y digo consumir, no elegir. Porque nunca optaré voluntariamente por lo mediocre frente a lo excepcional, tendré que ser sometido para ello. Me defenderé de la agresión, aunque no soy todopoderoso. Todos tenemos, por desgracia, algún límite o debilidad. Empezando por mí mismo.


Uno de dichos límites puede ser el poco control que tenemos sobre nuestras decisiones, al ser nuestro consciente absurdamente inepto frente al inconsciente, que se preocupa con compulsividad de guardar sin prejuicios toda la información que recibimos. Somos capaces de verlo todo y no percibir más que su superficie, dejándonos engañar por la tendencia caprichosa y partidista del ego.


Hay que hacer un gran esfuerzo para mejorar este aspecto de nosotros mismos, ya que hay que abrir ampliamente nuestros sentidos, usar la lógica en vez del deseo irracional. Usando la primera como herramienta, no nos dejaremos llevar por lo irreal e imaginario, sino por lo real y concreto… elegiremos todo aquello que nos arregle la vida y la de otros, que nos haga crecer de verdad. 


Podéis pensar que la inmensa mayoría de lo que percibimos y hacemos tiene el sello de la genialidad, pero no… es más bien al contrario. Estamos invadidos por estímulos y actos firmados por la mediocridad, esa infección del alma cuyos síntomas son muy evidentes para los demás, pero no tanto para uno mismo. 


Puede darse el caso de que alguien, sin que sea por propia voluntad, no logre ver ese disfraz que, como en el Cuento del Traje Nuevo del Emperador, está hecho de aire y mentira. Ese maquillaje maquiavélico que teje la sugestión mental. Por esta razón procederé a desglosar aquellos que lograron captar mis sentidos y fueron mostrados ante mi con su auténtica apariencia.


Con cada uno, tendrás la opción de seguir a la lógica o a la irracionalidad, a buscar la excelencia o agarrarte a la mediocridad, a sustituir una vida vacía de sentido por una llena de significado. 


Tus actos hablarán por ti (como los míos hablarán por mí).


------------- CAPÍTULO 1 -------------


“Porque un sucedáneo es…”


“… como creer que leer la sinopsis es conocer toda la historia”.


Porque conocer el itinerario de un viaje no significa andar el camino. Una presentación escueta no te enriquecerá, ya que descubrirás las consecuencias más relevantes pero ninguna nueva enseñanza detrás.


No conocerás sus causas, ya que para ello necesitas disponer de información sobre ellas, cuanta más mejor. Una aventura es una secuencia de pequeños pasos, cada uno dado dentro de un contexto exclusivo. Seguir la senda es lo que te aporta algún beneficio real, lo que hará que logres obtener alguna emoción o lección moral al llegar al final de la experiencia. El desenlace de algo siempre debe ser simplificado al ser vivido, nunca al ser imaginado.


Y todo por querer correr en vez de andar.


“ … como utilizar a quien se te mantiene leal”.


Porque es más difícil recompensar a quienes nos aman incondicionalmente que sólo aceptar su ayuda. Resulta tremendamente sencillo obviar que dicho esfuerzo merece ser recompensado, aunque te estén dando su vida sin pedir nada a cambio.


Ellos siempre te ofrecerán nuevas perspectivas cuando las necesites, te animarán a superarte y a evitar riesgos innecesarios, se preocuparán de no faltarte al respeto y nunca te mentirán. Los que te admiran anteponen sus necesidades frente a las tuyas, una y otra vez, porque necesitan hacerte feliz de verdad cuando saben que tu sonrisa es fingida.


Y todo por no aceptar la reciprocidad y la igualdad como los derechos del otro, como una responsabilidad para con los demás.


“… como protestar airadamente el día que arde Europa, pero obviar en cualquier otro momento las cenizas del Tercer Mundo”.


Porque reconocemos abiertamente la tragedia con mayor facilidad cuando salpica al Sistema al que nosotros pertenecemos, aunque haya desastres mayores cada día en términos de víctimas o de crueldad aplicada realizados en nombre de nuestra propia comunidad. Aquellos que poseen el poder (entre los que tú no te encuentras) fueron lo suficientemente hábiles para hacerte creer que tu tren de vida es el mismo que el de ellos. Crees de verdad que formas parte de su Club.


Mientras roban a los más desfavorecidos, te hacen cómplice tras presentarte una opinión manipulada sobre lo que están haciendo allí. Ponen la etiqueta de “enemigo” en alguien abstracto y extraño, un arquetipo con una cantidad enorme de tópicos, deshumanizando culturas enteras de millones de individuos diferentes. Si caes en su trampa y sólo crees lo que ellos te plantean, les das el beneplácito para continuar los abusos, ya que esperan a que suceda algo cercano para justificar todo aquello que estuvieron haciendo en la sombra y tener carta blanca de ahí en adelante.


Te mantienen asustado, empequeñeciendo tu burbuja de seguridad, induciéndote a pensar que el mundo es un lugar peligroso y no hay nada más importante que tu hogar. Pero el hogar está allí donde encuentres un generoso corazón afligido, y si exploras otras culturas te darás cuenta de que los oprimidos somos la inmensa mayoría. 


Que todos vivimos sometidos por unos pocos sociópatas que nos gobiernan en cualquier país que elijas analizar. Que hay que empatizar con el sufrimiento en sí mismo en vez del que sólo encaje con nosotros o con la moda mojigata de turno.


Y todo por no querer quitarte la venda de los ojos para ver que eres un esclavo más.


“… como usar cubiertos de plástico en vez de metal”.


Porque resulta más cómodo tirarlos a la basura que fregarlos. Con los de plastico, gastas uno hasta que se rompe (más pronto que tarde), desperdiciando nuestro dinero mientras dejamos una huella ecológica inexistente en el otro caso. Usamos una cantidad numérica absurda a largo plazo de ellos, que se limita a “uno de cada tipo” cuando optas por el metal. 


Y todo por no gastar unos minutos lidiando con el agua, el jabón y la suciedad.


“… como ser buena persona sólo en Navidad”.


Porque una semana de buenas caras no borra los pecados de las cincuenta y una restantes. No sólo carece de sentido práctico, ya que si eres un hijo de puta total no consigue eliminar el recuerdo del daño que hayas provocado, sino que resulta hipócrita hacia cualquiera que sufra el resto del año por cualquier motivo que ahora defiendas y del que te olvides a la hora de la verdad. 


Quienes te rodean y se ven afectados por tus acciones necesitan sentir que una familia es real cuando cada día hay afecto y preocupación, ninguno te aceptará en el futuro aunque ahora te sigan el rollo, acabarás repudiado y solo. 


Y todo por evitar convertir la bondad en una forma de vida.


“… como dedicarle más tiempo a un grupo tributo de versiones que a crear tu propia música original”.


Porque es más cómodo representar obras de artistas contrastados y aprovecharse de su fama para conseguir aplausos fáciles, que desnudarte sobre el escenario representando algo personal, arriesgándote a que la mitad del público no te comprenda.


Te ahorras una labor titánica que dichos artistas sí tuvieron que hacer realidad con mucho esfuerzo, buscar dentro de ti un sonido que demuestre una visión sonora que nadie más tiene. Romperte la cabeza huyendo de lo habitual al mezclar conceptos que nadie más se atrevió a fusionar, combatir la incredulidad inicial del espectador y defender a tus temas propios como si fueran hijos reales.


Crear tu propia música te hace profundizar en tus decisiones, saca de dentro quien eres y qué has venido a aportar al mundo. Es tan laborioso como doloroso, un ciclo constante de ensayo/error/corrección/ensayo con tu interior como decorado. Una épica peripecia con un significado consecuente a nuestro reflejo. Si no vives la tuya, encarnar la de otros será una tarea vacua con sabor a plástico y carente de naturalidad.


Y si eliges copiar descaradamente la metodología y temática de uno o dos grupos para fabricar un producto sin alma bajo tu propia firma, en mi humilde opinión: no dejarás de ser un grupo de versiones. Si te etiquetan siempre como “los Coldplay españoles”, o dicen de vosotros que “sonáis a System of a Down con una voz a lo Linkin Park”, o te encasillan fácilmente dentro de un sólo género del tipo “pop alternativo”… acepta que eliges la máscara de otra voz antes que enviar al mundo un mensaje exclusivo lleno de tu significado. Tu rostro musical no te pertenece.


Y todo por preferir ser un intérprete vacío de lo auténtico frente a un músico repleto de pureza.


“… como someterte a quien le importas una mierda”.


Porque es más fácil seguir ordenes y dejarse vapulear por el matón que plantarle cara. Quienes abusan de ti usan un patrón reconocible, tratan de conquistarte inicialmente y, al comenzar a ver confianza por la otra parte, comienzan a introducir situaciones basadas en el dominio para marcarte como una posesión suya, luchando contra tu propia identidad por medio de la suya. 


Tus opiniones serán anuladas, se burlarán de tus sueños, menospreciarán tus capacidades. Y evitarás el conflicto una y otra vez, porque piensas erróneamente que hacerlo te convierte en una mala persona. 


Y todo por no aceptar la autodefensa y el autorespeto como tus derechos, como una responsabilidad para contigo mismo.


“… como mentirle a alguien antes que decirle la verdad”.


Porque ser sincero te hace vulnerable, expone las cosas tal y como son. Admirar algo secretamente o avergonzarte de tus actos puede resultarte desagradable, y ser honesto será un reto que te obliga a superar tus miedos, admitir tus errores y dar lo máximo de ti. Si decides no aceptar dicho desafío, optarás por la mentira.


Pero cuando tratas de engañar a alguien comienzas por ti, ya que asumes tu incapacidad para aceptarte por lo que eres, pasando a vivir un yo ficticio ante los demás. Aunque la mentira cuele, te has fallado a ti mismo. Y si no cuela, te confirmarás ante todos como un fraude. 


En cambio, si te aferras a la verdad como un dogma, puedes transformar lo que te rodea. Lo que deseas, estará más cerca de ser conseguido al ser exteriorizado. Lo que te daña, puede ser detenido al ser respondido. Lo que se desconoce, puede ser conocido al ser explicado. Lo que erramos, puede ser corregido al ser aceptado. 


La verdad es lo único que se puede disfrutar plenamente, la mentira sólo finge llenar un vacío que nunca se puede colmar.


Y todo por no mostrarte transparente y responsable ni ante los demás ni ante ti. 


“… como usar de brújula el miedo en vez de la pasión”.


Porque siempre hemos de elegir quién de los dos será el guía de nuestra travesía, y realizar un análisis concienzudo de nuestro deseo puede resultar engorroso y complejo frente a la inmediatez del temor y su paralizador veneno. Es un enfrentamiento donde sólo puede quedar uno y el resultado del combate trazará drásticamente el destino.


Todo aquello que amamos nos provoca pánico y lleva asociado un cierto grado de incomodidad, ya que la incertidumbre de lo desconocido hace temblar los cimientos de cualquiera. Puedes interpretar que dicho seísmo es una señal de peligro, pero las alarmas sólo sirven como recordatorio, en ocasiones será un “huye de aquí” y en otras un “esta vez quédate”. Es de vital importancia que investigues de que tipo de las dos es la que está zumbando en ese mismo instante.


Tu zona de confort sirve de anestésico momentáneo pero no te presenta ninguna novedad, te coacciona para persistir en lo ya disfrutado. Todo lo que contiene lo has contemplado ya, todo lo que te ofrece es más de lo mismo: La repetición de una repetición. 


En cambio, salirte de ella te fuerza a mantener tu mente despierta y activa, mientras exploras la diferente esencia de cada nueva experiencia. En el riesgo está la riqueza, y no hay mayor tesoro que seguir aquello que te hace acelerar el pulso, que te recuerda que estás vivo.


Usar el corazón ofrece mayores recompensas a cambio de sacrificio, atenazarse ante el miedo sólo asegura una derrota aséptica asegurada.



Y todo por no atreverte a saltar al vacío para descubrir si eres capaz de volar.




------------- CONTINUARÁ -------------


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