Allá hacia donde miro, sólo hallo tinieblas, siluetas indefinidas de aquello que aspirábamos a ser.
Es el Mal, que anida en todos y cada uno de nuestros corazones. Él se siente cómodo, parapetado detrás de tan efectiva cobertura, ya que nunca buscamos al diablo en el frigorífico.
Allí es precisamente donde se esconde, en un infierno helado, congelando nuestro pulso y nuestras acciones, ralentizándonos, volviéndonos fríos, inertes y desapasionados.
Y es que al Mal, como a la mala hierba, sólo se le puede combatir con Fuego.
Así que elijo explotar y crear un bello incendio, contagiar de calor cada recoveco de este planeta.
Voy a Quemar el Mundo Entero.
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