Todo sigue un flujo, formando una hoja de ruta cuyos hilos permanecen ocultos en la niebla. No logramos entender la causalidad, ni desentramar su finalidad, pero nuestro destino se abre paso sin darnos cuenta.
Lo que dejamos atrás, aquello que quebró nuestro ánimo, cobra significado cuando la magia hace acto de presencia. Nuestro pasado, lo que fuimos, deja de atormentarnos, ya que lo que somos y seremos por fin tiene lógica.
Se puede conseguir la paz interna, está ahí, sólo hay que tener paciencia y dejar que nuestro tempo se ajuste a través de nuestra fe. Porque las recompensas llegan tras sudar una cantidad de sangre determinada, una cantidad justa cuyo volumen no se fija bajo tu criterio. No has de desesperar, todo llega si depositas tu esperanza sin esperar nada a cambio.
Tu alma descubrirá su alimento, aunque durante días, meses o años, pases un hambre infernal. Tu paraíso existe, pero has de pagar por conseguirlo. EXISTE, y si lo se es porque ha aparecido ante mí, puedo tocarle y disfrutarle.
Todo posee sentido cuando la magia aparece, abriendo nuevas puertas hacia lo que imaginabas que podía existir, pero no lograbas ver aún con tus propios ojos, algo que ya mereces poseer, un reflejo de ti mismo, una armadura impenetrable que nada logrará traspasar.
Mis miedos ya no me atormentan, ya que también son los tuyos, mi soledad no me ahoga, ya que ese vacío puede ser compartido, el mapa que da forma a mi interior no me desorienta, ya que ahora no dependo solamente de mi brújula.
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