Hoy os traigo una novedad a todos vosotros, mis queridos lectores. Como habréis podido comprobar con las anteriores entradas, no me gusta encasillarme en ningún género ni estilo único, y esta vez no iba a ser menos.
Si ya os había ofrecido relatos, ensayos motivacionales, prosa poética y fotografía… me he decidido por mostrar otra faceta mía que es el humor. A algunos os chocará, ya que mi tendencia ha sido la seriedad en mis escritos, fueran de carácter positivista o tuvieran la clara intención de inquietar y aterrorizar. Y realmente espero que así sea, no conviene mal acostumbraros.
No será habitual que me prodigue con ello, pero de vez en cuando dejaré suelta mi vena retrasada y gilipollas como hoy. Porque reírse también es Salud Mental.
Para esta primera entrada humorística he decidido explorar las críticas cinematográficas, sobre las cuales hay grandes blogs aquí en la blogosfera, por cierto. Aunque la diferencia es que yo voy a contaros lo que no se conoce de dichas películas, os mostraré otra forma de visionarlas… su verdadero significado.
Y es que… ¿Habéis oído alguna de esas historias que cuentan que, si reproducís algunos temas musicales al revés, descubrís mensajes ocultos? Pues con algunas películas pasa lo mismo, si las damos la vuelta significan algo muy diferente. Y es el caso de “Kill Bill 1 y 2” de Quentin Tarantino.
Así que… !pongamos patas arriba esta obra maestra!
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Nunca se ha confirmado, pero Quentin Tarantino tiene pinta de haberlo pasado mal en su infancia. Tantas bromas recibió que, como a aquel a quien siempre elegían el último para jugar la pachanga del recreo (después incluso del niño asmático y del mas gordo de la clase), se vio siempre condicionado a no mostrar la auténtica naturaleza de sus pensamientos y sentimientos mas profundos.
Tanto es así, que si vemos Kill Bill hacia adelante, creemos que es una historia sobre la venganza, un relato sobre asesinos que acaban pagando sus pecados con cantidades ingentes de sangre y, finalmente, la muerte en la mayoría de los casos. Induce a pensar que Quentin es una persona depravada y violenta, con oscuros y peligrosos pensamientos. Un tipo duro, ¿verdad?
Pero si contamos la historia de atrás hacia adelante, el mensaje que nos deja es muy diferente. Así descubriremos un Tarantino sensible… incluso un poco moñas e idealista. Porque Kill Bill a la inversa es una oda a la Vida y a las segundas oportunidades, además de un fiel reflejo de lo ingrata que es la sociedad con la gente altruista, creativa y excesivamente ordenada.
La historia comienza con Beatrix Kiddo, una madre que recorre el país llorando en los baños de los moteles, lamentándose de su situación actual. Estudió varios años Cirugía Plástica y Resurreccionología, hasta que la marginaron en la profesión por los métodos poco ortodoxos que utilizaba, ya que curaba a la gente con una katana mágica. Sufre un Transtorno Obsesivo Compulsivo que la obliga a limpiar y ordenar todos los lugares por los que pasa.
Su hija es adoptada, ya que ella nació sin útero (y con partes del craneo metálicas) y despertó en ella deseos de ser madre tras su fracaso en la Medicina. A pesar de que inicialmente sirvió para tapar su deseo de salvar vidas, ahora se arrepiente de ello, debatiéndose entre su hija y su don.
Un día, cuando estaban allanando una casa (suponemos que en busca de comida), se encuentran a un viejo muerto. Beatrix, con una maniobra muy poco ortodoxa de RCP (Reanimación CardioPulmonar) de cinco puntos de presión, consigue reanimarle. Este, nada mas volver a la vida, se enfada mucho y trata de agredir a nuestra heroína, ya que realmente había intentado suicidarse. Beatrix demuestra ser una persona muy eficiente, porque mientras pelea es capaz de ir recogiendo la habitación y arreglando desperfectos.
Bill, que es como se llama el anciano, se calma de pronto al ver su casa inmaculada. Se sienta a charlar con Beatrix y le cuenta que se suicidó porque no tiene objetivos en la vida, ya que todos sus amigos están muertos. Ella se ofrece para resucitarles y le deja a su hija en adopción, ya que desde que están en esa casa apenas le hace caso e, incluso, llega a amenazarla con una pistola tras hablar de matar mascotas. Siente que ha sido una mala madre y tal vez Bill pueda corregirla.
Ante este nuevo desafío, Beatrix cae en la cuenta de que necesitará ayuda, ya que Bill tenía una lista interminable de amistades. Alguien le habla de una enfermera ciega y las cita en la caravana del hermano de Bill, llamado Bud. Cuando llega allí, se encuentra a Elle gritando y maldiciendo. Con un hábil movimiento de mano, le recompone un ojo.
Elle se mosquea porque estaba cobrando una pensión por invalidez muy suculenta, y ahora la “vería” reducida a la mitad. Además, también tiene un TOC, por lo que acaban compitiendo por quien recoge la caravana mas rápido entre insultos. Hay un momento en el que Beatrix ya no le aguanta mas improperios y se va de allí, dejando a Elle sola con el cadáver de Bud.
Elle decide resucitar a Bud con sus poderes mágicos de enfermera (nos les enseñan en tercero), el cual era un tipo muy bonachón pero algo temerario, ya que tenía una mamba negra de mascota que le había envenenado mortalmente. Cuando resucita, se lo toma muy bien, tanto que le regala a Elle una maleta llena de dinero y a su serpiente.
Mientras tanto, Beatrix se siente tan dolida por el trato de Elle que va al cementerio y cava un agujero en una tumba hasta meterse en el ataúd. Algo así como “me enfado y no respiro” llevado al extremo. Budd, que tras haber charlado con Elle sabe lo que hizo por Bill y ella, siente un gran amor repentino por Beatrix y decide rescatarla.
Cuando la ha sacado del ataúd con la ayuda de otro amigo, tienen una charla de vuelta a su caravana. Le anima a que lleve su don a su máxima expresión, sin importar lo que piensen de ella aquellos a quien salve y adecente sus casas. Este es un punto de inflexión en la historia ya que, a partir de aquí, será una verdadera locura de resurrecciones, remembramientos y limpiezas generales.
Cabe destacar la parte en la que acude a un Hospital de Mutilados japonés, donde Quentin Tarantino nos revela algo apenas conocido en Occidente. Los asiáticos tienen fama de ser extremadamente habilidosos y disciplinados, pero aunque en el cine nos muestran a los maestros de las artes marciales, hay millones de niños y adolescentes tullidos por haber intentado emularles. La sociedad les hacina en recintos insalubres, avergonzados ante tal muestra de ineficacia patriótica, lejos de los ojos críticos occidentales.
Beatrix comienza recomponiendo la cabeza de la Directora Médica, O-Ren Ishii, que se había rebanado medio cráneo al tratar de cortarse el flequillo a lo Amelie (una crítica velada a los peligros de seguir “moditas”). Para variar se lo toma mal, ya que ver el mundo con medio cerebro le había permitido conseguir la felicidad al ser una completa idiota. Ahora, con su raciocinio restaurado, todo volvía a ser gris y triste.
Furiosa ante semejante desprecio, nuestra protagonista reúne a todos los pacientes de la clínica en el Salón de Actos, y realiza una performance donde, a pesar de la resistencia de los allí reunidos, les recompone uno a uno con la ayuda de su legendaria katana, además de dejar el sitio como una patena durante el proceso. Tan impresionante resulta que, al final, montan una fiesta al darse cuenta de que el Estado reducirá gastos en pensiones de invalidez y podrán destinarlo a experimentos médicos para alargar el tamaño del pene.
Tras esto se la invita a exponer su espada en el bar de un anciano llamado Hattori Hanzo, que resulta ser en realidad un mago, famoso por hacer desaparecer las mejores katanas de la Historia. La hospeda unos dias en su casa, y se encuentra muy cómoda allí hasta que Hanzo le desvela que ya no existe su katana, que la ha enviado a un plano astral al que no se puede llegar, cosa que enoja tanto a Beatrix que acaba abandonando Japón y volviendo a Estados Unidos de nuevo.
Al llegar se siente bastante abatida, piensa que no podrá usar sus poderes sin la herramienta con la que los canalizaba. Siente nostalgia de su hija, pero hace como que no existe y empieza a pensar que está muerta o que, incluso, nunca existió.
Decide ir a ver a Vernita, una amiga afroamericana, y al llegar a su domicilio la encuentra con un cuchillo en el pecho y la cocina llena de cereales por el suelo. Su hija está ahí y parece que ha podido hasta asesinarla ella misma, ya que los niños de hoy en día hacen cualquier cosa con tal de evitar ir a clase.
A pesar de pensar que perdió sus poderes, no puede evitar intentarlo una vez mas, consiguiendo revivir a Vernita, que reacciona fríamente al milagro, haciendo como que no ha ocurrido y sin dar las gracias por adecentar la casa. Otra crítica velada más de parte de Tarantino, esta vez hacia nuestros jóvenes, relatando la vergüenza que viven muchas madres al ver su casa hecha una pocilga y la poca ayuda que reciben por parte de sus retoños.
Beatrix, en sus horas mas bajas al verse ninguneada por su amiga, comienza a sentirse enferma, las fuerzas le fallan. Coge su furgoneta y se dirige al Hospital, aunque al llegar duda si dejarse tratar o no, revelándose el gran secreto oculto de Beatrix Kiddo… tiene iatrofobia (miedo a los profesionales sanitarios).
Tras pasar varias horas esperando en el aparcamiento del recinto, debatiéndose entre dejarse morir o pedir ayuda mientras va progresivamente paralizándose físicamente, acaba superando su miedo y entrando a rastras hacia alguna habitación donde descansar. Todo ello tras recordar las enseñanzas de su profesor de Resurreccionología, Pai-Mei, que le obligó a tallar en madera con sus puños el Juramento Hipocrático.
Antes de caer en un profundo coma, consigue reanimar a un celador que yacía muerto con la maniobra de neurocirugía mas complicada de la Historia con la simple ayuda de una puerta. Y en un último gesto de altruismo, le regala su furgoneta.
Y, cuando la película parece que terminará con su muerte, Beatrix despierta. Allí esta Bill que, con una pistola succionadora, le ha extraído un tumor con forma de bala del cráneo. Y no sólo eso, sino que encima le ha crecido un útero por arte de magia y parece varios años más joven.
Y ahí se acaba el film, un gran final inesperado, ya que en ninguna película se recuerda que acabe la protagonista con un útero nuevo y con la piel mas tersa, sin operarse y hacerse un atentado terrorista-estético. Como por ejemplo esa actriz norteamericana, Uma Thurman, no se si sabréis de quien hablo.
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